Quienes la conocieron supieron de sus ideas que no solo las soñó sino las impulsó y concretó, pensando en el crecimiento de la educación con calidad y excelencia. Su concreción estaba orientada a brindar mayores posibilidades a las generaciones de estudiantes que finalizaban sus estudios secundarios y eso lo pudo hacer integrando junto tantas personas que decidieron unirse para la creación de EUCER (Estudios Universitarios del Centro de Entre Ríos).

Tenía 91 años y ayer decidió partir de este mundo terrenal. Su nombre era Elba Lifschitz de Obludziner y le decíamos “Cata” o “Catita”, había sumado décadas como docente y orientadora de vocaciones, tenía una manera de hablar pausada y miraba a los ojos dibujando una sonrisa cuando los temas tenían que ver con su admiración por las personas a quienes les expresaba sus sentimientos. Siempre atenta en la atención para ofrecer algo, por su don de excelente anfitriona.

Luego de sumar su predicamento en la tarea docente y alcanzar su jubilación continuó trabajando a través de distintas formas para sumar al menú de oportunidades educativas que era su constante preocupación y ocupación.

Uno de los primeros y recordados objetivos, junto a los integrantes de EUCER, fue la implementación en Villaguay de la carrera de Kinesiología, que no solo tuvo una gran repercusión y crecimiento a lo largo del tiempo, alcanzando el prestigio actual, sino que fue un antes y un después para esta ciudad porque a partir de allí se sumarían diversas oportunidades para los estudiantes y es actualmente una de las políticas de estado municipales que ha tenido continuidad, posibilitando oportunidades a estudiantes de la provincia y el país.

De su matrimonio con el odontólogo Abraham Obludziner, nacieron sus hijas Liliana y Adriana y pudo celebrar la presencia de sus tres nietos y dos bisnietos que alegraron su existencia en momentos especiales de su vida.