Domingo 23 de septiembre de 2018 Feliz Cumpleaños Villa Domínguez 128 Años de Historia
(AP Noticias) Domingo 23 de septiembre de 2018 Feliz Cumpleaños Villa Domínguez 128 Años de Historia

Domingo 23 de septiembre de 2018 Feliz Cumpleaños Villa Domínguez 128 Años de Historia

El 23 de septiembre de 1890, al habilitarse los 172 kilómetros del tendido de rieles del Ferrocarril Entre Ríos, de Gualeguaychú a Villaguay, se inauguró la Estación Gobernador Domínguez, nombre de José María Domínguez, Gobernador de la Provincia Entre Ríos, quien sucedió a Justo José de Urquiza en ese cargo.

Los ferrocarriles no sólo transportaban pasajeros, equipajes, encomiendas, cargas y otros servicios; fueron formadores de pueblos y del adelanto de diversas regiones. ¡Miradlo! Va tragando distancias / parece que apenas la tierra toca y devorado por febriles ansias, / nubes vomita de su ardiente boca. ¡Miradlo! Es el guerrero del presente, / el genio armado de la nueva idea; la luz del provenir brilla en su frente / y su penacho de vapor ondea.

La zona en la que se desarrolló el pueblo denominado Villa Domínguez y sus colonias aparece en la Historia de Entre Ríos como establecimientos de campo de La Agricultora. S. A.; Herederos de Aurelio Jorge; Policarpio de Elía; Herederos de Bravo; Eduardo Nadal; Rafael Escriña; Santiago Arteaga; Pedro Espíndola; Honorio Quiroga; Medarda Urquiza de Sagastume; etc., etc. PROYECTO DE COLONIZACIÓN AGRARIA Confiando en la invitación del Gobierno de la República Argentina, según decreto presidencial del 6 de agosto de 1881, de recibir a judíos de Rusia y otros países de Europa del Este, delegados del barón Mauricio de Hirsch escrituraron el 25 de abril de 1891 las tierras compradas a La Agricultora S. A., y a otros propietarios para fundar colonias agrícolas con inmigrantes provenientes de esos países.

En tierras del Departamento Villaguay de la Provincia de Entre Ríos fundaron una apreciable cantidad de colonias que denominaron Clara, nombre de la esposa del barón de Hirsch, el filántropo que destinó grandes sumas de dinero para ese plan. A partir de la inauguración de la Estación Domínguez, del Ferrocarril Entre Ríos, comenzaron a asentarse los primeros pobladores en las inmediaciones de la Estación Domínguez.

El 24 de agosto de 1891, se inscribió en Londres la Jewish Colonization Association como sociedad anónima filantrópica. Su capital, de dos millones de libras esterlinas fue suscrita, casi en su totalidad, por el generoso barón Mauricio de Hirsch. Sus estatutos establecen que su propósito es facilitar la emigración de habitantes de origen judío de países en los que son discriminados por leyes restrictivas, hacia otras regiones del mundo, en los que rige el amparo de los derechos inherentes a los seres humanos. A ese efecto, la entidad establecerá colonias agrícolas en países América y de otros continentes.

Su carácter filantrópico se manifiesta al establecer que los bienes de la sociedad y todos sus ingresos serán destinados exclusivamente a realizar el objetivo señalado. De ninguna manera, directa o indirecta, miembro alguno de esa Asociación tendrá primas o dividendos a su favor". LLEGAN LOS INMIGRANTES En marzo de 1892 llegó a la Estación Gobernador Domínguez el primer grupo de 245 familias de inmigrantes judíos provenientes de la Rusia zarista arribando al país en el vapor "Pampa" (se autodenominaron"pampistas"). Se los destinó a las colonias San Gregorio, Rajil, Rosch Pina, Barón Hirsch, Carmel, Eben Haroschá, Kijat Arbah, Ydah y Miguel. Todas ellas en zonas se halla relativamente cercanas a Estación Domínguez y al pueblo La Capilla, del departamento Villaguay.

Simultáneamente otro grupo fue al Departamento Colón para asentarse en la Colonia San Antonio. En ese año (1892) se habilitó un hospital en una casa existente a mil metros de la Estación Domínguez, que denominaron "La Barraca", donde se instaló un médico contratado por la Empresa Colonizadora del barón de Hirsch: el doctor Noé Yarcho y su esposa María Sajaroff, (hermana del Ingeniero Agrónomo Miguel Sajaroff, quien, años después, fue el gran motivador del cooperativismo). Otros contingentes fueron a las colonias Espíndola, Desparramados, Collin y Perlisa.

Cuarenta familias se establecieron en Colonia Barón Guinzburg. Ciento treinta familias arribadas a fines de 1894 y comienzos de 1895 se las destinó a Sagastume, Jurado, Barreros, Achiras, Las Moscas y Leven. Hacia el año 1900 ya se hallaban instaladas un total de 452 familias en las 80.283 hectáreas de los distintos asentamientos que constituían la Colonia Clara, cuya sede administrativa quedó instalada en Domínguez. ¡Oh, mi pueblo fecundo, maravilla del tiempo; gente agreste que al canto lo lograron sin voz, porque cantó el paisaje que fecundaron siempre con las manos labrando y la mirada en Dios! En uno de los contingentes llegaron algunos inmigrantes enfermos de fiebre tifoidea.

El doctor Noé Yarcho los alojó en la Barraca donde, con la colaboración de su buena esposa, atendió a los enfermos. Varios de ellos fallecieron. En 1942, el diario La Prensa publicó una nota destacando que Noé Yarcho fue el primer médico que llevó un minucioso registro sobre los enfermos de fiebre tifoidea en la última década del pasado siglo. Esos fueron los primeros estudios importantes que se hicieron en la Argentina sobre dicha enfermedad. LAS COSECHAS Imaginemos -continúa Osvaldo Quiroga- cómo, poco a poco, ocupaban los espacios en los que hasta entonces sólo había ñandubays, espinillos además de otros árboles y los pajonales típicos de la flora entrerriana, en dispersa expansión de la impenetrable Selva del Montiel, que se extendía por kilómetros a ambos lados del río Gualeguay, que corre de Norte a Sur por el centro de la Provincia de Entre Ríos. (Vale acotar que la Provincia de Entre Ríos tiene unas dos mil corrientes de aguas, por ser una gran llanura ondulada por tres grandes cuchillas y miles de lomadas).

En 1895, la falta de lluvias hizo fracasar las cosechas truncando ilusiones. El crecimiento de pueblo se extendía hacia el Este del camino de tierra paralelo a las vías (a 200 metros) se desarrollaba al ritmo de las distintas colonias genéricamente llamadas Colonias Clara. La cosecha de 1896 fue favorable; pero se perdió la de 1897 agravando la crisis económica general que afectaba a la provincia de Entre Ríos. Domínguez se convirtió en el centro neurálgico al que acudían los que vivían en las colonias, donde las viviendas, a ambos lados de una calle central, se hallaban unas cercas de otras, para estimular la vida en comunidad. Las parcelas de labranza, que, inicialmente fueron de 50 hectáreas para cada colono, se hallaban en inmediaciones de esos asentamientos. Aún quedan unos pocos cercos de tunas en los alrededores del pueblo, que fueron trasplantados para formar cercos que los resguarde de los vientos del sur

Con frecuencia se suele escuchar a descendientes de aquellos pioneros elogiar la valiosa ayuda que les brindaron los gauchos, en quienes encontraron a compañeros fieles en los que confiaban plenamente. Los colonos preferían contratar a gauchos como ayudantes para las tareas rurales. Así surgió una amistosa relación entre empleador y empleado y la transculturación en hábitos y costumbres que pronto surgieron "los gauchos judíos" y los hijos de sus mensuales asistiendo a la escuela rompiendo el mito de “que los hijos de peones serán peones y las hijas sirvientas”.

Fueron unos cuantos los colonos que acordaron con sus mensuales gauchos. en recibir para los fines de semana una suma limitada de su sueldo cada fin de semana, para no gastar demasiado en el boliche, apuestas en carreras de caballos u otros entretenimientos, y que sea su mujer quien recibía el resto de su sueldo, para destinarlo a atender las necesidades del hogar: alimentos, vestimentas, útiles, etc. Yo veía a hijos de colonos y de mensuales, llegar a la escuela en el mismo sulky. Esa actitud igualitaria prevalecía en el aula y en los recreos. En mis seis años de escuela primaria de Domínguez, mi pueblo entrerriano, no supe que haya habido actitud discriminatoria alguna. POBLACIÓN La evolución del pueblo fue paralela al de sus colonias cercanas. El pueblo de Domínguez se convirtió en el centro neurálgico al que acudían los habitantes de la zona y de las colonias para abastecerse de mercaderías en sus comercios, despachar y retirar cartas en el Correo, que no era más que una estafeta postal, porque el servicio de telegramas lo prestaba el Ferrocarril.

Con el transcurso de los años, nuevos grupos familiares se instalaron en el pueblo. En principio en viviendas precarias, que edificaron después de sacar de raíz árboles espinosos, (talas, espinillos, ñandubays) típicos de la región. Nadie olvida los relatos de sus ascendientes sobre el generoso proceder de los gauchos entrerrianos hacia los inmigrantes. Con la integridad de la nobleza gaucha se brindaron íntegramente para enseñarles con paciencia todo lo referente a las tareas del campo, algo que esos inmigrantes desconocían. - ¿Quién mejor que los gauchos para enseñarles a talar montes, arar con el arado mansera con bueyes ariscos, ensillar, montar a caballo, domar potros, hacer lonjas de cuero para fabricar arreos, trenzar lazos y otras mil tareas? Esa solidaridad no la olvidan los descendientes de aquellos inmigrantes; ya que frecuentemente se escucha a los nietos de aquellos pioneros ponderar la valiosa ayuda de los gauchos, ya que en ellos encontraron compañeros fieles en los que confiaban plenamente reconociendo sus virtudes. En 1897 el agrimensor y urbanista francés Arístides Sol proyectó el trazado del pueblo a semejanza de la Plaza l´ Itoile de París , donde ocho calles parten como rayos de sol de su plaza circular de 200 metros de diámetro.

A partir de 1909 la Empresa Colonizadora J.C.A. comenzó a vender a particulares, sin distinción de raza o credo los solares aledaños a la Estación Domínguez, otorgándoseles facilidades de pago a quienes se instalarían para dedicarse al comercio, industria, artesanías, etc. LA VIDA INSTITUCIONAL En el sistema sanitario se destacaba la filantropía del doctor Noé Yarcho con su hospitalito La Barraca, a 800 metros de la Estación Domínguez. En 1892, se lo denominó Hospital Clara, nombre de la esposa del generoso filántropo barón Mauricio de Hirsch. El doctor Yarcho contaba con su voluntad de hierro para atender a los enfermos.

Los medios de comunicación eran deficientes y la mayoría de los habitantes carecía de lo indispensable para la vida. El médico no tenía descanso, no obstante ello, siempre estaba dispuesto a atender a pobres o ricos; judíos y no judíos, al matrero montielero, a todos con igual dedicación. Viajaba grandes distancias en su volanta guiada por su cochero apodado Juan Largo para llegar a las humildes viviendas en las que requerían su presencia. No los detenía los arroyos crecidos, ni los intensos fríos, ni las tormentas; él siempre llegaba para atender a los enfermos. En mi niñez supe de un hombre santo que se llamó Noé Yarcho, Con su mirada hacía renacer la fe, y con su saber, brotaba la salud. De su espíritu incansable e imbatible, después de una larga jornada entre pacientes llegó el doctor Yarcho a Domínguez para apoyar la idea de su cuñado Miguel Sajaroff para fundar una biblioteca. Resuelto ese tema viajaron a La Capilla para tratar importantes asuntos en la reunión de la Cooperativa Agrícola Fondo Comunal.

La vida colectiva comenzó a dar sus frutos; al edificio de la Cooperativa Fondo Comunal se le sumaron el de la Alcaldía, el policial, más comercios y talleres de artesanos; a las viviendas de los empleados del Ferrocarril se agregaron las nuevas viviendas particulares. En el pueblo y en las colonias había escuelas, bibliotecas, salones de culto y otros. El florecimiento cultural se acentuaba en el pueblo y en las colonias. La integración con el medio pueblerino se concretó en 1908 al fundarse la Biblioteca Domingo F. Sarmiento y, a partir de 1911, el Club Barón Hirsch.

En Domínguez había varios almacenes, tiendas, acopiadores de cereales, zapateros, herreros, carpinteros, talabarteros y expertos en otras artesanías. El elemento humano que constituía la población de Domínguez estaba conformado por criollos cristianos, inmigrantes judíos, y rusos alemanes, entre los que había católicos y protestantes. El 31 de julio de 1912, a la temprana edad de 49 años, la muerte arrancó de su noble tarea al doctor Noé Yarcho. Y el dolor envolvió a Domínguez. ¡Ay querido doctor Yarcho! Tu recuerdo imperecedero palpitará en todos los corazones de tu pueblo, y también en el del gaucho bravío del Montiel.

OTROS HECHOS DESTACABLES
En los primeros años de la década de 1920 se construyó la sinagoga, y adjunto a ella, un aula para la escuela hebrea. En 1924 la Biblioteca Domingo F. Sarmiento se adhirió a la Federación de Bibliotecas Populares de Ente Ríos obteniendo su personería jurídica. En la década de 1930 se incrementó la cantidad de rusos alemanes gracias a un nuevo sistema de colonización implementado por los Herederos de Aurelio Jorge, propietario de la mayor parte de la tierras situadas al Oeste del tendido de rieles del Ferrocarril Entre Ríos; que se extendían desde dos kilómetros antes de Estación Gdor Domínguez hasta el arroyo Bergara.

FUNDACIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA
“El 30 de abril de 1935, en un terreno de 10.000 metros cuadrados, donado por Manuel Aurelio Jorge, se procedió, con ceremonia solemne, a colocar la piedra fundamental de la capilla del pueblo de Domínguez, bajo el patrocinio de San Manuel mártir, como primer patrono y de Santa Catalina de Siena, virgen, como segunda patrona. Se firmaron cuatro actas, la primera para el archivo de la Parroquia Madre de Santa Rosa de Villaguay, la segunda para el Arzobispado, la tercera para el archivo de la Comisión de esa Parroquia y la cuarta copia fue depositada en el interior de la piedra fundamental para perdurable memoria y como señal de súplica humilde y sumisa y ferviente plegaria del vecindario, pidiendo al Señor, quiera ser misericordioso con todos los que concurran a ese recinto sagrado a implorar su gracia y sus mercedes. Firmaron las actas citadas: Fray Reginaldo Saldaño Retamar, Padre Ángel Taquela, Leonardo Gregorio Pascaner, Atilio Carmona, Emma Carmona, Santiago Obholz, Benedicto Biondi, Emilio Favre, Adán Obholz, Sebastián Binsak, Cándido Romero. (Hay otras dos firmas ilegibles). Considero oportuno comentar que en aquel entonces mi padre, Leonardo Gregorio Pascaner, era el Jefe de Estación Domínguez desde 1924.

En 1934 fue designado Presidente Honorario de la Junta de Fomento antecesora de la Municipalidad) y luego, reelecto por tres períodos consecutivos. Desde esa función gestionó ante los herederos del terrateniente Aurelio Jorge la donación de una manzana de tierra para la edificación de la Iglesia. Esa actitud fue valorada por las autoridades eclesiásticas otorgándole a mi padre el honor de firmar las actas de su fundación e invitándolo a los oficios religiosos.

Relatos basados en trabajos de Osvaldo Quiroga y vivencias propias. Autor: Oscar Pascaner
Villa Domínguez 2018-09-23














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