Será una Navidad que nos una, esperando ese milagro de la vida que nos trajo la salvación y cada vez que se revive también nos invita a una ofrenda de corazón, que no solo debe ser un buen augurio sino una transformación de amor, y esperanza desde nosotros hacia los demás.

Lo simbólico es parte de una tradición que nos ambienta en un clima de fiesta para recibir al Redentor y la verdadera paz que pedimos debe nacer de cada uno para extenderse hacia los demás para tocar el alma.

El árbol, las luces, los regalos, la mesa y la familia reunida para un brindis interior que celebre el choque de copas como un toque de atención y reacción para ser mejores y permitir que otros lo sean por nuestras acciones.

Será momento de agradecer por lo que recibimos y lo que damos, recordando a todos quienes fueron parte de nuestras vidas y hoy no están pero siguen perdurando en nosotros por lo que sembraron en su paso terrenal.

Será una Navidad distinta porque el deseo traerá toda la energía y el amor del Creador y sus bendiciones tocarán nuestros corazones.

Feliz Nochebuena y feliz Navidad, queridas familias.

Un bendecido abrazo.

Ceferino Azambuyo