La partida del almacenero de mi barrio
(AP Noticias) La partida del almacenero de mi barrio

La partida del almacenero de mi barrio

Toda partida terrenal es dolorosa, en particular para la familia, los amigos y conocidos, aquellos que alguien puede llamar clientes y que en definitiva por esa relación especial con quien brinda un servicio es mucho más que eso: comprensión, contención y solidaridad, eso fue en su existencia el almacenero de mi barrio, Sergio Granado.

El domingo se despidió de sus mañanas de mate y tardes de lectura del diario "El Pueblo", que compartía junto a su esposa Noemí, mientras saludaba a quienes pasaban frente a su casa, lugar de encuentro donde en largas jornadas de trabajo despachaba a grandes y chicos, al frente de su almacén que hasta su jubilación atendió pacientemente en calle Rocha a metros de Esquiú, en el barrio Crispín Velázquez.

Con su mirada luminosa, una sonrisa amplia y casi tímida en sus labios saludaba apoyándose en el mostrador, esperando la solicitud del vecino que venía con su libreta en la mano a pedirle fiado una vez más.

Fueron épocas en que, por los vaivenes económicos del país, las familias necesitaban de esa gauchada, de esa mano tendida y firme o cuando el Bono Federal castigaba los bolsillos flacos y pedían auxilio, allí estaba el almacenero para abrazarlos con su espera hasta la fecha de cobro, inclusive permitiendo dejar una "colita" en el pago para el otro mes, porque lo ganado no alcanzaba o alguna changa se había suspendido por razones climáticas.

Eran tiempos de la yapa para los mayores o de endulzar la vida de los más pequeños con el obsequio del caramelo o el chupetín, para calmar la ansiedad ante la sostenida charla que a veces se generaba, tratando de conocer la realidad del barrio, o intercambiar opiniones sobre el momento de la ciudad, la provincia o el país.

En más de una oportunidad fue de inquietudes para mejorar las condiciones del barrio y puso su casa para las reuniones que permitieron no solo avanzar en obras de ampliación de la red de agua, cloacas, ripio y luego el pavimento que le dio mejor calidad de vida a los vecinos.

Hincha de Boca, siempre preparado para cuando su tradicional rival tenía un traspié y jugar alguna broma con los hinchas de River, pero también saber soportar algunas, cuando era al revés.

Luego del velatorio, en la sala de "Casa Luis Tres", su hijo Claudio agradeció en su nombre y de su mamá a todos los presentes que acompañaron a la familia en este difícil momento de la despedida y reconoció en su padre a una buena persona por tantos testimonios, compañía y apoyo recibido, además de la conmovedora despedida.
Villaguay 2025-10-27














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