Se realizó, en la tarde del lunes 1 de diciembre, el acto de inauguración del monumento a la memoria de las víctimas del holocausto – Shoá, organizado por la Asociación Israelita Argentina de Villaguay.

Con la presencia de autoridades y socios de la institución, representantes del municipio de Villaguay, la concejal Judith Kohon, el director de cultura, protocolo y ceremonial, Prof. Andrés Ramón, Daniel Zeiner, hazan invitado de la comunidad, amigos y público en general.

En la presentación se dieron a conocer detalles de la gestación del monumento que “comenzó a ser soñado en una cena en la que participaron un grupo de turistas del circuito histórico de las colonias, aproximadamente hace cuatro años, donde conocimos a una de las ideólogas de la obra Lic. Adriana Ruth Domínguez Reina, cordobesa, quien nos contactó con el artista plástico y escultor Gustavo Serrano Pecker y ambos diseñaron la obra que se pudo materializar, sumados a los esfuerzos de la comisión directiva de la AIAV, tenemos la posibilidad de ser hoy parte artística y cultural de “La calle Ancha”, Avenida Leopoldo Herrera”.

Se leyeron felicitaciones y buenos augurios de la Asociación Israelita Baron Hirsch, de San Salvador y la Lic. Adriana Ruth Domínguez Reina, directora general del centro educativo para la enseñanza de la Shoá y diputada mandato cumplido, de la provincia de Córdoba. Se realizó un agradecimiento para Alfredo Leuco quien no pudo estar presente por compromisos preestablecidos y especialmente a las autoridades y personal municipal por su trabajo y buena predisposición para emplazar el monumento en este hermoso espacio.

Durante el acto se entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino, el Himno de Israel y la Marcha de Entre Ríos.
La Presidente de la institución organizadora, Marina Garber, remarcó que “el monumento no es solo piedra y metal, no es solo una obra de arte, representa un testimonio de resistencia, de la vida que se impuso al horror. No es solo piedra y metal sino que representa recuerdos porque la Shoá-Holocausto fue el exterminio sistemático de millones de personas, entre ellos 6 millones de judios y otras minorías perseguidas por el odio y la intolerancia del régimen que gobernó Alemania desde 1933 hasta 1945 y que se consideraban una raza superior, con el derecho de terminar con la vida de cualquier individuo que fuera diferente a sus creencias, incluso sin importar la edad de estas personas ni tampoco su condición física”.

“No es solo un hecho del pasado, es una herida que atraviesa a la humanidad entera y es una responsabilidad que nos interpela en el presente. Este monumento representa el recuerdo de los que no pudieron hablar y se convierte en la voz de todos nosotros, simboliza el coraje de aquellos que sobrevivieron y pudieron brindar testimonio y también el recuerdo de familias enteras que no pudieron escribir su futuro. Hay una palabra que creo nos representa a todos nosotros, al pueblo Judío, y es Memoria. La memoria no es un acto pasivo, es una acción continua, es recordar el pasado para construir un presente más justo. Es educar a nuestras nuevas generaciones para que nunca confundan la indiferencia con la neutralidad”, enfatizó.

“Nuestro deseo es que este monumento sea un llamado permanente de empatía, que cada persona que lo visite encuentre aquí no solo la historia de un sufrimiento inimaginable sino también el testimonio del coraje, resistencia espiritual y dignidad humana que se negó a ser destruido. La inauguración de esta obra no tiene que ser tomada como un espacio para llorar, debe ser un espacio para aprender y para comprometernos. Este lugar nos convoca a defender la vida, la libertad, la diversidad y la democracia, al recordar a las víctimas de la Shoá, reafirmemos nuestro deber de decir en cada tiempo y en cada lengua, Nunca Más”, concluyó.

Las autoridades presentes; Júdith Kohon, Andrés Ramón, Gastón Epstein y Marina Garber, procedieron a descubrir las placas del monumento.

El Dr. Abrahan Arcushin, impulsor de esta obra, al hacer uso de la palabra citó al historiador israelí especializado en el Holocausto, Yehuda Bauer, quien dijo: “Primero es que debemos reflexionar desde los judíos, desde los perpetradores con sus problemas sociales, políticos y económicos y desde los espectadores. Además, no olvidar y enseñar”.

Seguidamente Arcushin expresó que “en este monumento que hoy inauguramos, hemos querido rendir el justiciero homenaje a 6 millones de judíos aniquilados por la barbarie nazi. Es nuestro deber, no olvidar que sufrimos la peor masacre del siglo XX, donde una maquinaria cruelmente preparada se lanzó contra víctimas inocentes por el solo hecho de abrazar una idea diferente. Y cuando las heridas de semejante exterminio están todavía sangrando inesperadamente, en pleno siglo XXI, irrumpe un grupo de terroristas aniquilando y secuestrando a mujeres, niños, jóvenes y ancianos”.

“Decidimos representar estos hechos atroces con el honorable y ancestral emblema que nos acompaña desde hace 6.000 años, La Menorad. El pueblo judío tiene el poder de la resiliencia y la fortaleza que hace posible, como esta Memorad, levantarnos entre los escombros y continuar la vida. La Menorad está presente desde el tiempo bíblico y la luz que acompañó a nuestro antepasado aún resplandece en estos días, porque ella es la historia misma del pueblo hebreo y sus brazos tienen la fuerza para sostener viva esa historia, guiándonos por el camino de la verdad y de la justicia. Por ello, esos brazos se elevan y ofrecen al mundo los valores del conocimiento humano. Si cada uno de ellos configura una parte de nuestra identidad, simbólicamente diremos que cada uno nos representa”, definió.

“Orgullosos, nos sentimos, porque empezaremos diciendo que el primero nos recuerda que fuimos el pueblo elegido, el que aceptó el código de ética y aún se mantiene vigente. El siguiente camino nos designa como el pueblo del libro, prueba de ello dan los escritores y filósofos. En el arte las obras se distinguen y merecen nuestra presencia. Si otro brazo representa la ciencia, no alcanzaría el camino para el enumerar la gran cantidad de inventos y descubrimientos que hoy benefician a la humanidad. Desde Enstein, Azal y Sabín, investigadores y creadores de la vacuna antipolio, llegaríamos a nuestros días hasta la invención del teléfono celular, el GPS o el tomógrafo, entre tantos otros. Imaginen otro brazo representando las ramas de la tecnología que ayudan a hacer más fácil y efectivo el funcionamiento de la industria o el agro. No menos importante es el brazo que representa la fuerza y el coraje de un pueblo que desde el milagro de los macabeos hasta nuestros días supo proteger el templo y su símbolo sagrado. Por último, si analizamos desde el aspecto social el pueblo judío siempre mantuvo viva la llama de su identidad”.
“Desde las aldeas de la lejana Rusia, Polonia o Ucrania, han llegado para establecerse en estas tierras formando colonias en las que se trabajaba la tierra, se estudiaba, se leía, se cantaba y se agradecía. Porque a este suelo han llegado para trabajar en libertad y agradeciendo por poder vivir una vida plena y brindar un futuro promisorio a sus descendientes. Quiera Dios que el eterno resplandor de la luz de la Menorad, siga brillando para guiarnos por el camino de la verdad y a la paz en el mundo”, finalizó.

El Hazan Darío Zeiner recitó el Maleh Rahamim y seguidamente se realizó el toque del shofar, símbolo de la paz, junto a la señorita Huma Roitman Baba.